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Compararse la vivencia alcanzada al meditar con otras personas practicantes no tiene ningún sentido. Cada una tiene su ritmo, sus necesidades, su capacidad, facilidad y/o dificultad, por tanto no se avanza por igual ni del mismo modo.
En nuestras convocatorias de retiros de Meditación y Silencio, hay personas que preguntan si pueden asistir porque no tienen experiencia en el tema. Nuestra respuesta es clara y simple, puedes asistir tanto si es la primera vez que te acercas a la meditación como si llevas años en ello.
Al inicio del retiro, se explican y recuerdan las pautas para llevar a cabo las prácticas. A partir de ahí, para quien sea la primera vez quizás todo resulte novedoso, desde mantener una postura (en silla o en el suelo según cada cual elija), la atención focalizada, mirar hacia dentro, observar, indagar, hasta chocar contra obstáculos mentales, dispersión, experimentar tensiones físicas, etc.
Para la persona con recorrido previo o experimentada, ya familiarizada, lo que cambia es que se conoce un poco más, sabe más de sí misma, sabe más o menos el camino para entrar en contacto con su realidad interna, seguir o profundizar, y así y todo también es posible que choque con las mismas dificultades que la persona principiante.
Porque meditar es un proceso personal, no es algo para todo el mundo igual ni depende proporcionalmente del tiempo que se lleve ejercitando.
Es parecido a salir a la carretera en coche. Existen debutantes que lo hacen muy bien desde el principio mientras hay conductores veteranos que muestran torpeza.
Por ello, en meditación no se puede comparar la vivencia de un individuo con la de otro, no nos podemos comparar, solo se trata de empezar, confiar en la práctica, apostar por ello, insistir, persistir, seguir... cada cual llega donde llega.
Es posible que haya grupos de meditación para gente asidua, incluso grupos avanzados. Al final, al compartir cada cual sus experiencias, ahí se ve cómo el tiempo no es tan decisivo sino más bien la actitud, la entrega, las ganas, la predisposición, el compromiso y la situación individual de cada una y cada uno.
Se trata de hacer el camino sin mirar quién va delante, detrás, a los lados... es un camino en solitario arropado por un grupo de caminantes.